No hay nada más emocionante que ver como un niño crece, es un privilegio presenciar como desarrolla su personalidad, su imaginación, como aparecen sus gustos y como, poco a poco, se relaciona cada vez más con el mundo que le rodea, cada fase en su crecimiento es apasionante, pero no hay nada, nada, nada en este mundo que se pueda comparar a la ternura que despierta un bebé.